Prólogo
Alguien me dijo una vez que la vida es un constante círculo desdibujado que lucha por completar su forma.
Las vivencias, los recuerdos y experiencias, junto a tu evolución personal, son las líneas de ese trazo que queda terminado cuando has vivido, entendido y aceptado algo.
Una vez que haces de ese círculo una pieza más de ti, de tu carácter, de quien eres, se cierra y otro nuevo vuelve a abrirse.
Otro ciclo, otra etapa en tu vida, algo nuevo que aprender.
Procuré cerrarlos todos antes de marcharme a Kent. Y creo que lo hice. Creo que lo logré.
Mi pasado, mis tormentos e inseguridades, lo que un día hicieron de mi la Sally que aborrecía, estaban bien lejos ahora. Mi vida, la que había creado, era lo más perfecto que alguien puede querer.
Era feliz.
O eso me decía.